Gestionan contratos sensibles sin autorización: brasileños violan la ley en México
- Corruptómetro
- 11 jul
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La presencia de operadores foráneos en áreas estratégicas del país, sin estar autorizados o registrados conforme a la ley, ha quedado al descubierto tras la detención en Ciudad de México de Anderson Olivares de Oliveira, ejecutivo de Dock, y las investigaciones abiertas contra Thiago De Magalhaes, vinculado con Grupo Surman.
Olivares fue detenido el pasado 5 de julio en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y actualmente se encuentra en el Reclusorio Sur. Está acusado de participar en un presunto fraude financiero por al menos 10 millones de dólares. La audiencia de vinculación a proceso se llevará a cabo este viernes.
Dock, la empresa que dirigía Olivares en América Latina, calificó el caso como “una disputa mercantil por una compraventa de acciones”. Sin embargo, si el juez determina que hay elementos para vincularlo a proceso penal, el caso podría escalar, incluso a nivel internacional. Además, la detención del ejecutivo ocurre en un momento de creciente escrutinio internacional sobre la transparencia del sector financiero en México.
En paralelo, Thiago De Magalhaes, también de nacionalidad brasileña, ha sido vinculado con la gestión de contratos públicos en nombre de Grupo Surman, empresa relacionada con la venta y arrendamiento de vehículos oficiales. De acuerdo con fuentes consultadas por este medio, Magalhaes habría participado en negociaciones con dependencias del gobierno federal, incluso en áreas clasificadas como de seguridad nacional.
La Ley de Inversión Extranjera, en su artículo 6 establece que ciertos sectores estratégicos, como el transporte terrestre de pasajeros, turismo y carga, están reservados exclusivamente para ciudadanos o entidades mexicanas, y que en caso de participación extranjera se requiere autorización de la Comisión Nacional de Inversiones Extranjeras, según el artículo 8.
Al no contar con autorización conforme al marco jurídico, Magalhaes estaría violando la ley, en especial cuando los contratos gestionados por el brasileño involucraron equipos y servicios asignados a la seguridad nacional.
Los procesos han generado inquietud sobre la deficiencia en los mecanismos de control en la Secretaría de Relaciones Exteriores y otras dependencias para impedir que personas extranjeras sin autorización intervengan en sectores tan vulnerables como la seguridad, la tecnología financiera y los servicios públicos.